Me gustas mucho más de lo que imaginaba. 
Creo que me importas tanto, 
que temo mucho a equivocarme 
a abusar en las muestras de cariño. 
Por eso, esto no es un mail 
y probablemente nunca lo leas. 
Pero me urge expresarlo.
No hacía falta que llegaras.
Tengo excelentes y valiosos amigos 
y una familia increíble.
He aprendido a disfrutarme.
Sé que no soy Brad Pitt, 
pero últimamente me va bien en este terreno.
Abandero la soltería 
y hasta me he burlado de la gente cursi.
Y de pronto se me ocurre voltear a tus ojos.
Me pongo nervioso 
y aprieto las muelas 
cuando haces que no me ves.
No estaba en mis planes. 
No sé si creas que es un juego. 
Pero he pensado en regresar 
a eso de rendir cuentas.
A hacerte notar que eres una reina.
No coincidimos en todo. 
Tal vez sí en la idea que eres MUY guapa.
Camino contigo y te voltean a ver en la calle.
No sólo es el súper empaque, 
sino una vibra positivísima que llevas dentro.
Esas risas espontáneas a cada rato,
esa inocencia al reír y esa magia al sonreír 
me están volviendo loco.
Me distraigo. Suspiro. Deseo verte.
Cosquilleo del estómago. Siento ansiedad.
Te dibujo en mi mente.
Me ilusiono. Tropiezo. Pienso y no pienso.
Si fueras un coche serías un Ferrari. 
Espero no corras de aquí muy rápido. 
Soy un gran conductor. JIP.